La excepcionalidad de Estados Unidos
Con frecuencia se olvidan o se manipulan las razones por las que Estados Unidos es una nación excepcional, incluso dentro del país y por sus propios ciudadanos, sometidos al bombardeo de informaciones tergiversadas y al aparato propagandístico de unos medios de comunicación al servicio muchas veces de intereses políticos o económicos.
Por eso es bueno que en todo momento recordemos por qué los Estados Unidos es excepcional. Lo es en tanto que durante casi toda la historia de la humanidad, ciudadanos de infinidad de países han permanecido atrapados en sociedades dictatoriales o estancadas socialmente y en sus hábitos democráticos, donde la misma gente y la misma casta política o social se ha mantenido en los puestos de poder e influencia mientras los demás jamás tuvieron nunca una oportunidad. Pero Estados Unidos es excepcional porque, aquí, sí creemos que cada ser humano es especial y su vida es preciosa en cada una de sus etapas, desde que nace hasta que muere, y que todo ser humano tiene el derecho y la oportunidad de llegar tan lejos y tan alto como su talento y su trabajo le permitan.
Se trata de un ideal genuinamente estadounidense, compartido por todos, y de carácter personal en el que la libertad individual juega un papel fundamental, sin estar sometido al dictado del estado, los gobiernos, o los poderosos. Por eso quienes compartimos esta excepcionalidad heredamos de este acervo cultural común la oportunidad de hacer realidad los sueños personales en base al trabajo duro, prosperar y mejorar nuestras vidas y las de nuestros descendientes.
La historia de superación de cada ciudadano estadounidense, distinta pero común, construye esa excepcionalidad que ha forjado la increíble historia de los Estados Unidos. La oportunidad de ser parte de la clase media o incluso alcanzar metas más altas, sin importar dónde nació o se inició socialmente uno en la vida, no proviene del gobierno ni el estado ni de los contactos familiares. La hacen posible ciudadanos libres y una economía pujante en la que esos ciudadanos arriesgan su propio dinero para abrir negocios, dar empleo y prosperar. Es el sistema de oportunidades más democrático del mundo y el que permite una historia de éxito personal y a nivel de nación. Es otro rasgo importante de esa excepcionalidad estadounidense. Nuestra economía de libre empresa ha sido y es la fuente de prosperidad para la clase media y para toda la sociedad. Un sistema apoyado en la creatividad y el trabajo de la gente, no del gobierno ni en un sistema de impuestos elevados sino justos y equilibrados.
La excepcionalidad de Estados Unidos se encuentra en un momento crucial, en el que debemos encontrar el equilibrio entre un gobierno de tamaño proporcionado y más inteligente a los desafíos que tenemos planteados. Esa labor, que es fuente de debates continuos entre los políticos de distinto signo, también nos hace excepcionales porque el sistema democrático se mantiene vivo y vibrante, buscando soluciones eficaces para un mundo distinto y cambiante.
La idea de construir un gobierno moderno y eficaz, que contribuya al crecimiento económico y a dotar de mayores oportunidades y libertades a los ciudadanos, origina un panorama inestable y en permanente debate, pero eso no es algo malo, se trata de la excepcionalidad estadounidense en su sistema democrático, que permanece vivo y abierto, depurando errores, corrupciones y ofreciendo oportunidades de participación a nuevos ciudadanos, redefiniendo su papel para salvaguardar la seguridad nacional frente a las amenazas y riesgos actuales. Estados Unidos es excepcional porque ese papel del gobierno está limitado por nuestra Constitución y eso es algo que se defiende activamente a todos los niveles. El progreso del país está en última instancia en manos de ciudadanos libres no del gobierno de turno. Esto lo saben los ciudadanos de este país, conscientes de lo que representa esta excepcionalidad que nos hace realmente dueños de nuestro destino y no al gobierno. Porque esta excepcionalidad implica que quienes importan son los ciudadanos y no una casta política ni el gobierno.
Es una nación donde celebramos el éxito del conciudadano y no lo sometemos a la envidia ni la persecución, precisamente porque aquí sigue siendo importante la consecución de los sueños en libertad y con oportunidades para todos, que es algo que nos distingue del resto de los países. Lo que nos hace excepcionales porque los sueños de una vida mejor es una promesa que hace realidad el esfuerzo y el trabajo de cada uno, no del gobierno. En cada reto que la nación afrontó, nuestras esperanzas de una vida mejor nos unieron e hicieron superarnos, fortaleciendo esa excepcionalidad que aún hoy celebramos como algo único y que sigue escribiendo capítulos de esta historia excepcional de la nación más fascinante que el ser humano ha conocido.