Intervención militar estadounidense en Siria
Se lo anuncié en otro artículo anterior. La intervención terrestre estadounidense en Siria era cuestión de tiempo, a falta de un pequeño empujón más. La realidad y los consejos de los asesores, especialistas, analistas, etc, que defendíamos esta opción, se impone finalmente. Estados Unidos ya ha empezado a operar en Siria con fuerzas especiales. La operación de rescate de prisioneros kudos en Hawijah, al sur de la ciudad iraquí de Kirkuk, en la que murió Joshua Wheeler, sargento de la Delta Force, apenas fue el principio de una presencia que irá a más en toda la región.
El presidente Obama ha confirmado la nueva estrategia de intervención militar con el envío de otros 50 efectivos de las fuerzas especiales para combatir al Daesh (Estado Islámico), que complementarán los ataques aéreos y actuarán como asesores y encargados de coordinar los ataques de combatientes sirios y kurdos contra el EI, además de actuar como lo que son: fuerzas especiales de intervención en operaciones de alto riesgo e interés, cuyo objetivo será el descabezamiento de la cúpula del Estado Islámico.
Estas unidades de fuerzas especiales se integrarán en un «task force» para coordinar ataques contra líderes de la milicia sunita del EI y su red en Irak, Siria y reforzar el apoyo a Jordania y el Líbano en su lucha contra los radicales islamistas.
La decisión viene acompañada con otra medida que hemos defendido los intervencionistas de siempre (o sea, los que damos la cara en Irak, Afganistán, Siria y donde haga falta, sin escondernos ni poner paños calientes): el despliegue de aviones A-10 y F-15S desde la base aérea de Incirlik, en Turquía, además del envío de material militar para combatir al yihadismo radical.
Es un cambio de estrategia importante y puede abrir la puerta a una mayor presión militar sobre el régimen de Al Assad y su aliado ruso. Los primeros objetivos son las ciudades de Raqqa y Ramadi, la eliminación de líderes del ISIS y continuar con los Raids aéreos para atacar objetivos de alto valor estratégico.
Una intervención militar estadounidense en Siria es lo mejor que le puede suceder a este país ya desangrado por la guerra. Debió producirse hace mucho, pero más vale tarde que nunca. Por descontado la parte más difícil la sufrirán los miembros de las fuerzas especiales, que deberán acometer tareas de todo tipo, muchas de ellas realmente duras y en condiciones trágicas. El número de efectivos desplazados es todavía escaso y es necesario aumentarlo inmediatamente. Es lo que reclamamos con urgencia todos cuantos defendemos una solución a la guerra de Siria y a la amenaza del Daesh.