Cultura de usar y tirar
El hundimiento cultural en todo el mundo es una realidad que avanza y que se alimenta desde el propio interior del sector productivo con productos cada vez más pobres y de inferior calidad. Es la cultura de usar y tirar que se impone desde los propios medios de comunicación de masas como la panacea para hacer negocio, pero que nada aportan a nivel intelectual y de enriquecimiento cultural.
Esta realidad en el panorama cultural es evidente en toda su crudeza en España, donde la devastación cultural ha alcanzado cotas asombrosas. En Estados Unidos también existe una degeneración en la cultura, pero se compensa por la enorme capacidad productiva de productos culturales de calidad. Es posible que haya cien películas y cien novelas pésimas, pero siempre hay otras diez películas y novelas que rayan la obra maestra.
En el sector editorial este proceso de destrucción cultural bordea el colapso. Las grandes editoriales pasan olímpicamente de los méritos artísticos, literarios y temáticos para centrarse en una perspectiva mercantil; es decir, aquello que dé pasta, y punto. Si además encaja con lo políticamente correcto y de moda, entonces ya tienen el producto ideal. De esta forma, la cultura de usar y tirar, que muchas veces es cultura basura, es lo que se impone en todas partes. La literatura ha dejado de ser un arte trabajado por escritores profesionales para convertirse en un mercadeo de cada vez más baja calidad.
Arremeter contra el sector editorial y cultural en general hoy día es más que una temeridad, es algo heroico, algo de gladiadores, porque muchas puertas se pueden cerrar al contar las verdades. Sin embargo, para un escritor es también una recompensa personal poder señalar lo que está pasando. Desde la libertad que disfruto, sin cadenas editoriales de ningún tipo, puedo decir esas verdades y afirmar que la cultura se está vaciando de calidad a pasos agigantados, sobre todo en España, donde es complicado encontrar algo digno y bueno en el sector cultural. Lo hay de forma excepcional, pero no regularmente.
La banalización de la cultura es innegable, y afecta en especial al sector editorial y literario español, donde a pesar de contar con excelentes escritores, cada día son menos los autores con talento que son publicados y promocionados, y más los oportunistas y aquellos que se amoldan a los requerimientos de una cultura domesticada y poco creativa, fabricada para consumo masivo por lectores poco exigentes que han sido adoctrinados convenientemente desde la escuela y hasta la universidad para consumir esa cultura como una papilla bien cocinada.
El empobrecimiento cultural que afecta a todos los ámbitos es ya una realidad, y se extiende como una epidemia a toda la sociedad de la mano de la televisión, cuyo nivel de divulgación cultural alcanza niveles paupérrimos y cada día es peor porque impone unos valores y estándares que están destrozando la verdadera cultura de calidad.
La marginación de los méritos y el talento por el afán de imponer lo políticamente correcto y el mercantilismo han conducido a una cultura de usar y tirar, a una cultura que da asco en muchos casos.
En España la cultura subvencionada dispara la mediocridad e impone un modelo que da vergüenza ajena. Acabar con esas subvenciones culturales sería el primer paso para reforzar una cultura más libre, competitiva, creativa y de calidad.
El nivel de la cultura de un país refleja lo avanzado o deteriorado de una sociedad. En Estados Unidos vemos síntomas preocupantes de una decadencia cultural evidente, aunque aún tiene la capacidad para asombrar con buenos productos culturales. En España el sector cultural ha sido devastado y cada día es menos culto, más herramienta de propaganda ideológica que otra cosa, y basura envuelta en papel cultural.
La mala noticia es que se ha sacrificado calidad por cantidad, beneficio y por llegar al máximo número de personas posible. En suma, por una cultura light y carente de un contenido que inspire. La buena noticia es que puede haber un renacer cultural de la mano de quienes apostamos por una cultura de mayor calidad y trabajamos para ello en la medida de nuestras posibilidades.