El compromiso pro vida de Trump
Los hechos hablan por sí solos mejor que ninguna declaración pomposa y vacía de contenidos. Durante su campaña electoral, Donald Trump se declaró pro vida y comprometido con las políticas a favor de la vida y en contra del aborto.
Sus primeros nombramientos para el gabinete han estado definidos por este rasgo. Así, Trump se ha inclinado por nombrar a líderes muy comprometidos con el movimiento pro vida para cargos decisivos, tales como Mike Pence, Jeff Sessions, Nikki Halley, Betsy DeVos, Ben Carson, y Tom Price. Y no van a ser los únicos.
Este compromiso de Trump para defender la vida de los no nacidos se extiende a medidas concretas que adoptará en cuanto empiece su presidencia. Destacan , por ejemplo, los nombramientos de jueces pro vida para el Tribunal Supremo de Estados Unidos y el resto del sistema judicial; la firma de la Ley de Protección frente al Dolor del No Nacido, presentada en la Cámara de Representantes en junio de 2016, y que prohibirá la mayoría de abortos realizados pasadas las 20 semanas de gestación; interrumpir la financiación de Planned Parenthood mientras sigan realizando abortos (desde 2015 enfrenta acusaciones de tráfico de órganos y tejidos de bebés abortados en sus instalaciones en Estados Unidos) y reasignar los más de 500 millones de dólares que recibe esta organización a centros de salud comunitaria que brindan atención médica integral a las mujeres; convertir en ley permanente la enmienda Hyde para evitar que fondos públicos financien abortos, con excepción de los casos de incesto y violación; devolver a los estados la regulación del aborto; revertir la autorización del aborto libre y gratuito a nivel federal que ahora ampara la decisión Roe v. Wade, y que las mujeres que lo deseen lleven a cabo el aborto sólo en los estados donde sea legal. Habría una oportunidad histórica de hacerlo si es necesario nombrar a dos o más jueces para el Tribunal Supremo.
El compromiso de Trump con el movimiento pro vida ha sido una de las claves de su victoria electoral, dado que una mayoría social defiende el derecho a la vida de los no nacidos; una de esas claves que ningún medio progresista que atacan a Trump pondrán de relieve, que prefieren inventarse teorías de toda clase.
La realidad es que Trump ha sabido conectar con esa conciencia pro vida de millones de votantes americanos que han sentido defendidos de verdad sus principios y valores por primera vez en muchos años.
Los nombramientos del gabinete y las medidas que se están preparando en este ámbito demuestran que el compromiso de Trump con el movimiento pro vida es firme, sólido y que arrojará resultados concretos. Todo un ejemplo de compromiso leal con unos valores que otros líderes en otros países deberían tomar nota.
Concienciar sobre el valor de la vida de los no nacidos empieza en las palabras, pero debe seguir en los gestos y en los hechos. O no sirve para nada. El voto pro vida de los evangélicos, mormones y los católicos ha sido determinante en la victoria de Trump, y nos demuestra cómo se deben defender las creencias sin rendirse a la cultura del aborto y de la muerte. También en este tema, Trump ha construido una vitoria de largo alcance.