Trump sobrevive
El presidente Trump encara la primavera y el verano con el viento a favor. Los éxitos se acumulan en su historial gracias a la acción de gobierno determinante de estos meses pasados: ha logrado que el régimen de Corea del Norte detenga su programa nuclear y los avances para la desnuclearización de la península coreana y la paz con Corea del Sur sean una realidad; el apoyo entre los evangélicos blancos alcanza el 75% y el apoyo general de la sociedad estadounidense a su gestión supera el 51% en las encuestas de Rasmussen, que en la realidad es un porcentaje mucho mayor si descontamos datos de población de estados que no son determinantes en las elecciones; el equipo legal del presidente se ha fortalecido con la llegada del ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, que será decisivo para acabar con la trama del Estado Profundo que pretende encausar a Trump mediante la investigación de Robert Mueller. Una investigación costosa que no ha logrado ni una sola prueba de colusión con Rusia ni de nada. Después de que Trump haya entregado 1,4 millones de documentos al FBI, ha quedado meridianamente claro que el presidente está limpio como la patena.
La campaña de la prensa para atacarle por el lado moral mediante las acusaciones de Stormy Daniels y otras mujeres fáciles, ligeritas de cascos o como las quieran llamar, que se suben al carro de la popularidad y de las acusaciones para hacer dinero, tampoco va a ninguna parte ni erosiona la popularidad del presidente, que sigue tremendamente potente. Son acusaciones que importan poco a la sociedad americana y a sus votantes nada en absoluto. La base conservadora de Trump es fiel y batalladora. A nivel internacional, Trump sigue apuntándose éxitos con la eliminación de terroristas del ISIS o su captura. Una de las más recientes, la de Mohammed Haydar Zammar en Siria, yihadista de Fateh al-Salam (Al Qaeda) e ISIS, vinculado a la organización de los ataques del 11/S. El hombre ya está cantando como pajarito trinador. Y con ofensivas militares estratégicas en la
frontera de Siria e Irak, aquel nido de yihadistas que vamos a limpiar en profundidad en próximos meses.
Trump está pateando el culo de los progresistas llorones con políticas realistas y conservadoras que cosechan éxitos para la gente con sentido común. No sólo está permitiendo crecer la economía a toda potencia y el empleo en niveles históricos, también ha traído al centro de la atención pública los valores religiosos, la oración, el respeto a Dios y la protección del medio ambiente mediante la única forma viable a largo plazo: con una economía fuerte y orientada al mercado, sin regulaciones innecesarias, para que las comunidades locales puedan proteger los recursos naturales, prosperen y puedan elegir las mejores soluciones para su entorno natural. La eliminación de 305 reglamentaciones y 298 reglas innecesarias del IRS (Servicio de Impuestos Interno) por parte del Departamento del Tesoro, son algunas de esas medidas que potencian una economía más sana y esplendorosa.
Con Trump, al contrario de lo que esperaban esos medios manipuladores y mentirosos, que no cubren la presidencia y se dedican a escarbar en historias sensacionalistas, Estados Unidos ha fortalecido la alianza con aliados claves: Japón, Gran Bretaña, China, Arabia Saudí, Rusia y Francia. Su política de firmeza ha recuperado la credibilidad del poderío militar estadounidense que Obama había debilitado de forma espantosa. Trump marca las prioridades de su gobierno con nitidez y las hace cumplir con las personas adecuadas en cada momento. Si hay que cambiar al secretario de Estado Tillerson por Pompeo, se le cambia. Y aquí no pasa nada.
Trump está dando la puntilla al Partido Demócrata actual, el de los Clinton y los Obama, los Pelosi, los Schumer y los Sanders. Toda esa cuadrilla inepta y corrupta que prefiere aplicar políticas derrotistas y absurdas que colocar a Estados Unidos a la cabeza de las soluciones y el progreso real. La guerra judicial que ha puesto en marcha el Partido Demócrata es el recurso del pataleo de los que se niegan a aceptar su humillante derrota en 2016 y que ven asustados la paliza electoral que les endosará Trump en 2020.
El mérito de Trump es enorme porque está consiguiendo que todo el mundo vea que esto es una caza de brujas sin precedentes contra un presidente elegido democráticamente que, además, cumple sus promesas. Su popularidad no deja de aumentar para desespero de los izquierdistas demócratas (puntualizo, no todos los demócratas son izquierdistas y lo hay que están encantados con lo que está logrando Trump, sobre todo entre la ciudadanía).
Mientras el tiempo corre y los éxitos se acumulan para Trump, la prensa sigue ideando nuevas historias fantasiosas para atacar al presidente republicano. Da igual porque a Mr. Teflon le resbala toda esa porquería. Trump se dirige directamente a los estadounidenses, pasa olímpicamente de esos medios que mienten y sesgan la información y se reúne con la gente.
Hoy, Trump estás más fuerte que nunca, es más popular y tiene más éxitos. Mola más que un billete recién impreso. Sus enemigos caen como moscas y el presidente se mantiene firme. Trump es el presidente que sobrevive a todos los ataques.