Los relevos de Trump
Sin prisas, pero sin pausas. El presidente Donald Trump avanza sin prisas, pero sin pausas, en la selección de nuevos miembros para el gabinete y la Administración. Ya son firmes las nominaciones de William Barr como nuevo fiscal general, de Heather Nauert como embajadora de Estados Unidos ante la ONU y del general Mark Milley como nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos.
El jefe de gabinete, el ex general John Kelly, también será relevado y sustituido de forma interina por Mick Mulvaney, que era el director de la Oficina de Administración y Presupuesto hasta ahora, y cuyas cualidades y características profesionales serán muy útiles durante esta etapa. Además, esta semana será sustituido el secretario de Interior, Ryan Zinke. No son los únicos cambios que tendrán lugar.
Se trata de una reorganización profunda para acometer los retos que plantea la agenda MAGA en los dos años que restan de presidencia hasta la reelección en 2020.
Lejos de los análisis simplistas y sensacionalistas que realiza la mayoría de medios de comunicación y de prensa, los relevos de Trump en su gabinete y la Administración son el factor más evidente de que este gobierno está muy atento a la evolución de la situación nacional e internacional. El presidente Trump, que es un gestor extraordinariamente hábil, no tiene problema alguno en designar a las personas adecuadas en cada momento y apartar a las que ya cumplieron su función.
Si usted es honesto y objetivo, le gustará más o menos Trump, o no le gustará, pero es evidente que nadie se aburre con él en la Casa Blanca. Jamás se pone de perfil para evitar un tema, por polémico que sea; no escatima confianza en sus colaboradores, pero tampoco regala los oídos y, si es preciso, corta por lo sano; da libertad de trabajo, pero exige resultados y no admite excusas fáciles; es capaz de los mayores elogios si la persona cumple su trabajo con brillantez, pero también puede destrozarlo con comentarios hirientes si lo atacan sin razón o con argumentos falsos; concede oportunidades a quien ve posibilidades de éxito, pero si no se responde a esa confianza otorgada, no se ve en el compromiso de extender la colaboración.
El presidente Trump somete a cuantos trabajan en su gabinete y Administración a un riguroso escrutinio en el que los buenos resultados y el comportamiento personal son factores determinantes para continuar o salir. Como en todo proyecto, la lealtad comprometida con unos valores y unas ideas son elementos que pesan en el criterio que utiliza Trump para tomar decisiones sobre su personal.
Hay una novedad importante con respecto a otros presidentes: Trump no se deja influir por los medios de comunicación o el establishment. Lo cual le proporciona una libertad y un margen de maniobra muy importantes a la hora de adoptar las decisiones correctas.
Trabajar para Trump es una experiencia enriquecedora y desafiante. Los que logran mantener la confianza del presidente, y son unas cuantas personas decisivas, son las que forman el núcleo duro de esta presidencia. Uno de sus mayores logros, aparte de la larga lista de éxitos de la agenda MAGA hasta ahora, ha sido permanecer lejos del objetivo de la peor prensa progre manipuladora. Lo que está facilitando que el gobierno de Trump adopte los relevos necesarios con naturalidad, inteligencia y con una clara visión estratégica.
La prensa se nutre de los escándalos que fabrican y de las declaraciones de algunos miembros de la Administración al dejar sus cargos. Es irrelevante en la dinámica de trabajo de esta presidencia.
Trump tiene una capacidad asombrosa para pasar por alto por estas situaciones que provocan declaraciones dañinas y salir indemne, con la atención bien enfocada a los asuntos que verdaderamente importan.
Trump es un líder instintivo que no se atiene a planes rígidos. Los asesores estrategas que supieron entenderlo desde el principio, continúan a su lado; los que no, salieron hace tiempo del entorno presidencial o llevan ese camino.
En la Casa Blanca de Trump, se trata de lograr los objetivos, de cumplir las promesas de la campaña y llevar a cabo la agenda MAGA. Lo demás, es ruido de medios para vender o distorsionar. El presidente sabe muy bien lo que tiene que hacer cuando encaramos ya 2019. Y lo está haciendo aunque le pese a algunos y para satisfacción de otros.
Trump está demostrando que es un conservador consistente, con logros importantes, y en línea con el conservadurismo estadounidense que promueve la libertad y la dignidad del individuo. Con la ayuda de inestimables colaboradores a los que la prensa no puede destrozar, Trump está implementando la presidencia más conservadora desde Reagan. Y esto es enormemente positivo para la nación y para la sociedad.
Esta presidencia está viva y con mucho futuro. Hoy, sale el sol de nuevo en la Casa Blanca. Es otro día emocionante en la apasionante presidencia de Trump.