Trump y la importancia de la guerra cultural
Uno de los aspectos destacados del presidente Trump es su reconocimiento de la importancia de la guerra cultural e ideológica que libran los conservadores contra la izquierda sectaria y totalitaria.
Ha sido un cambio profundo respecto a la actitud de otros presidentes republicanos. No más aceptación de las ideas absurdas del socialismo ni de sus ataques a la cultura y el pensamiento conservador. Así, cuando el presidente Trump ve a sus partidarios, millones de ciudadanos sensatos, así como a las libertades constitucionales, bajo ataque del socialismo que hoy abanderan tantos demócratas y medios de comunicación en manos de lobbies, no sólo se ve en la obligación de responder, sino que lo hace con valor y directamente. Trump lidera esta guerra cultural e ideológica por las libertades que están en peligro por la corrección política y las políticas y la información socialistas.
Al firmar recientemente una orden ejecutiva para garantizar la libertad de expresión en los campus universitarios, ataca con precisión los lugares donde primero se cercenan las sanas opiniones conservadoras. De esta forma, Trump ordena que cualquier institución de educación superior que no proteja los derechos de la Primera Enmienda de sus estudiantes tendrá su financiamiento federal en peligro. Es decir, no habrá dinero federal para aquellas universidades que someten a persecución las opiniones conservadoras. Es un paso necesario para garantizar la libertad de expresión que los movimientos socialistas estaban liquidando el pretexto de lo políticamente correcto y la manipulación ideológica de lo que es correcto o no.
Esta guerra cultural la vemos en toda su dimensión en los medios de comunicación. Comprobamos objetivamente que Trump lleva unas semanas de muy buenos resultados, con éxitos importantes, sin embargo, la prensa en manos de grupos socialistas centran la atención en sus habituales manipulaciones, el informe Mueller (mintiendo descaradamente), o cualquier detalle negativo. La cobertura periodística real es nula o muy escasa en manos de grupos independientes ajenos al poder de los lobbies izquierdistas.
Esta guerra cultural e ideológica va a seguir con intensidad. La razón es que Trump es el gran cortafuegos a la propagación de ese virus de la izquierda socialista. Lo saben y por eso pretenden derribarlo a cualquier precio. No lo han conseguido porque Trump es un presidente peleón que planta cara y da la guerra cultural.
El presidente se toma muy en serio esta guerra ideológica, en la que los grupos socialistas llegan incluso a la agresión física y verbal. Trump sabe que el movimiento de apoyo popular a su presidencia está creciendo, y que cuando es atacado por la izquierda, tiene la obligación de respaldarlo de forma activa y con medidas. Hay que agradecer que este presiedente se ponga del lado de quienes defendemos los postulados conservadores desde la tolerancia y la inteligencia. Es el compromiso de un presidente valiente que apoya a sus simpatizantes y la verdadera libertad de expresión.
La política se hace desde la cultura y la ideología. Todos los involucrados en la política conservadora deberían defender nuestros postulados porque es necesario participar en la cultura conservadora para fortalecerla. La política es solo un subproducto de los ganadores y perdedores de la guerra cultural. De ahí la trascendencia de esta guerra cultural. ¿Cómo se determina la cultura? A través de los medios de comunicación, la familia, la iglesia y las universidades. Así es como se acuña y se desarrolla la cultura.
Necesitamos acabar con los tiranos intelectuales que imponen el socialismo y el totalitarismo ideológico en estos ámbitos. En especial en universidades y medios de comunicación, que es donde se libra esta guerra. No podemos permitir que la izquierda silencie y suprima las opiniones diferentes. Gracias a Dios tenemos a Trump como un gran aliado en esta guerra ideológica y cultural.
La izquierda odia a Trump porque les ha quitado la careta de tolerantes y mostrado lo dictadores que son. Ha desvelado cómo esas universidades y medios que reciben dinero federal o de lobbies de izquierdas, enseñan y difunden una ideología socialista, una filosofía que es fundamentalmente destructiva para los Estados Unidos.
Hoy día tenemos, esencialmente, una generación que pide dinero prestado que no tiene para estudiar cosas que no importan para encontrar trabajos que no existen; esto permite a este cartel de universidades progres promover valores y causas antioccidentales, anticapitalistas y anticonservadoras.
Tenemos medios de comunicación izquierdistas, inflados con fondos de lobbies progres, que dan difusión a estas causas y a los políticos que las defienden, sin importar el daño que le hacen al país y a la sociedad.
Es la guerra cultural ideológica la causa básica del odio a Trump de estos grupos de llorones rabiosos. Una guerra que Trump está orientando a la victoria para las bases conservadoras que siguen pensando en libertad y con sentido común. Sólo queda un frente que atacar en esta guerra cultural: las grandes empresas tecnológicas, que sesgan, manipulan y ocultan el mensaje conservador.
Las búsquedas en Google, completamente amañadas para perjudicar a Trump y los conservadores, tienen un enorme impacto en la sociedad. De ahí que este frente sea decisivo para extender un auténtico sistema de libertad de opiniones y expresión en Internet.