Trump, el presidente del pueblo
Lo sabíamos desde hace mucho tiempo, por supuesto: Donald Trump es el presidente del pueblo estadounidense, del que ama la libertad, los valores tradicionales y conservadores, el que defiende el auténtico espíritu de la Constitución forjada por los Padres Fundadores, el que no renuncia a la Segunda Enmienda y el que lucha por la cultura de la vida.
Lo sabíamos, por supuesto. Estos casi cuatro años de presidencia han confirmado de sobra que sus políticas sensatas y de sentido común estaban enraizadas en la mejor tradición estadounidense de poner al país en primer lugar frente a los intereses extranjeros y del globalismo.
Lo sabíamos, por supuesto, pero una vez más Trump está demostrando que es el presidente del pueblo en esta crisis del coronavirus. No sólo ha estado al lado de los ciudadanos y las empresas durante todas estas semanas, aprobando, coordinando e implementando medidas y ayudas económicas y de todo tipo, sino que ahora se coloca de nuevo del lado de los trabajadores que desean reabrir el país una vez que la pandemia está siendo controlada y el pico de la curva ya ha sido superado.
Los ciudadanos se manifiestan por las calles de algunas ciudades para recordarles a los Gobernadores y las autoridades que no dejarán que sus libertades sean recortadas y suprimidas sin luchar con la excusa de combatir un virus que ya está siendo derrotado.
El presidente alienta estas reclamaciones legítimas y acertadas, y se sitúa así una vez más del lado del pueblo estadounidense, que en su mayoría desea volver a trabajar y reactivar la poderosa economía norteamericana.
Es la postura correcta una vez que el Covid-19 empieza a estar bajo control y los hospitales tienen capacidad para gestionar la llegada de pacientes. Ahora, es el momento de reabrir el país, recuperar los millones de empleos que han quedado en el aire como consecuencia del cierre, y volver a reactivar la economía.
Las manifestaciones de los ciudadanos exigiendo que se levanten las restricciones son especialmente intensas en los estados gobernados por demócratas, como Virginia, Minnesota o Michigan. Peor no son los únicos estados. También en Kentucky, Carolina del Norte, Ohio, Utah, Nevada, Indiana y Maryland se han producido manifestaciones de este tipo.
Trump conecta con estos ciudadanos, demostrando una vez más que sabe tomar el pulso de la realidad como nadie. Acertó con las medidas para combatir la crisis sanitaria y acierta ahora con las medidas para reabrir el país sin olvidar el impulso a las pruebas para detectar el virus, más de 4.180.000 realizadas hasta ahora. Al recurrir a la Ley de Producción de Defensa para garantizar la fabricación de hisopos y reactivos para test y otros materiales, se garantiza también que la economía pueda seguir reabriendo.
Trump se mueve rápido y en breve alcanzará un acuerdo bipartidista con el Congreso para aprobar otro paquete de ayuda económica para empresas afectadas por el coronavirus. Tampoco pierde de vista la pista china de la pandemia, por lo que impulsa un trabajo de investigación que aclare el origen del virus, y otro frente para buscar responsabilidades en la Organización Mundial de la Salud, que ha hecho las cosas fatal.
El presidente ha controlado el pánico provocado por el coronavirus y está liderando el país en su retorno a la normalidad. Lo está haciendo con decisión y sin arrugarse ante los medios manipuladores y los alarmistas de turno.