Trump defiende la integridad electoral
Sin ninguna duda, la integridad electoral es y será uno de los temas cruciales que estará en el centro del debate político de cara a las elecciones midterm de noviembre y las presidenciales de 2024. Donald Trump y los candidatos MAGA que respalda, están haciendo un gran trabajo para impedir que los demócratas socialistas y sus medios aliados lo releguen de la atención de los ciudadanos. Una vez que se ha demostrado más allá de toda duda el fraude electoral en las elecciones de 2020, que estuvieron plagadas de irregularidades, cada día que pasa vemos la importancia de tener funcionarios estatales que estén preparados y dispuestos para proteger la integridad electoral en este país.
Trump acierta al colocar este tema en el centro de la campaña electoral porque afecta directamente a la credibilidad de las instituciones, que están siendo atacadas por los demócratas de forma brutal. Ahora tenemos un sistema electoral que la izquierda socialista ha corrompido con trampas; robaron la victoria a Trump mediante un fraude descarado en el que tuvieron la ayuda inestimable del establishment republicano, mediático y empresarial. El amaño electoral y las trampas en el recuento de votos y la aprobación de políticas electorales estatales enfocadas a favorecer a los demócratas, han quebrado la confianza de los ciudadanos en las elecciones, con toda la razón, y pone en cuestión la validez del sistema mismo.
Como ejemplo de evidencia del fraude electoral cometido por los demócratas, veamos el resultado de la investigación expuesta en el documental “2000 Mules”, que recoge cuatro millones de minutos de videos de vigilancia en todo el país en los que se revela el número estimado de votos ilegales recolectados y depositados en los buzones por las ‘mulas’. En los estados en disputa que realmente ganó Trump y que el amaño concedió a Biden, comprobamos el nivel de corrupción y cómo los votos fraudulentos marcaron la diferencia:
Georgia: 92.000 votos
Arizona: 207.000 votos.
Wisconsin: 83.000 votos
Michigan: 226.000 votos.
Pennsylvania: 209.000 votos.
La conclusión de ello es que Biden no fue elegido por los ciudadanos. El Partido Demócrata amañó las elecciones. Por eso y porque volverán a intentarlo de nuevo, es imprescindible que los republicanos impulsen políticas para proteger la integridad electoral, que es uno de los temas más importantes en nuestro país, ya que cuando el pueblo pierde su derecho al voto y la libertad de elegir a sus representantes, es entonces cuando nuestra democracia y nuestro país están perdidos, pues sólo los ciudadanos tienen el derecho a elegir a sus representantes en los órganos de gobierno federal y estatal. No una Camarilla, por muy poderosa que sea, al margen de la voluntad popular.
Lo que vemos en Estados Unidos actualmente es una persecución en toda regla por parte del gobierno y de sus medios aliados para impedir que se postulen y sean elegidos representantes que se oponen a sus ideas, y en especial si se alinean con las ideas de America First de Donald Trump. De una u otra manera, quieren prohibir que sus oponentes políticos se presenten para cargos públicos. El juego político de los demócratas está quedando expuesto. No sólo robaron las elecciones, sino que pretenden perpetuar los mecanismos que lo permitieron y censurar e intimidar a cualquier persona que denuncie aquellos hechos fraudulentos e impedir que se presente a cargos públicos mediante una persecución legal, social y mediática. Algo que es esencialmente anti-estadounidense y entra el lado oscuro del totalitarismo.
Trump está en lo cierto al denunciar que no podemos ignorar este problema y este fallo de nuestra democracia, y que debemos afrontarlo con medidas rigurosas y valientes. En definitiva, no podemos tener unas elecciones del Tercer Mundo en las que hasta hace poco era la primera democracia del planeta. Lo cierto es que Estados Unidos está siendo destruido sistemáticamente por esta izquierda socialista que controla el régimen corrupto de Biden y Harris, y están haciendo todo lo que está a su alcance para hostigar, intimidar y cancelar a las únicas personas que intentan salvarlo: Trump, sus candidatos MAGA y los líderes conservadores que nos atrevemos a dar la cara.
Mientras los demócratas siguen empeñados en utilizar tretas como las mascarillas, los mandatos y el voto por correo en ausencia, con la excusa del coronavirus o cualquier otro, para seguir haciendo trampas y amañar elecciones, el movimiento MAGA de Trump se ha convertido en el único que defiende y representa a los ciudadanos en general y a los trabajadores en concreto. Como nos recuerda Trump, él ha convertido al Partido Republicano en un partido del pueblo trabajador y no volveremos atrás.
Los propios acontecimientos han destrozado la narrativa falsa de los demócratas. Los republicanos no son los que amañan elecciones, sino los demócratas. Los republicanos no son los que protagonizan disturbios violentos, sino los demócratas y sus terroristas urbanos aliados de Black Lives Matter (BLM) y Antifa, que lo mismo destrozan monumentos y queman ciudades y negocios, que acosan a los jueces o participan en ataques de bandera falsa en el Capitolio federal.
De cara a las elecciones midterm, tenemos esperanza porque no es factible que los demócratas que quieran hacer trampa puedan hacerla otra vez sin la ayuda de aquellos republicanos (RINOs) que les ayudaron en 2020 porque deseaban deshacerse de Trump, dado que ahora algunos de ellos están en la papeleta de voto y se juegan su propio futuro político. Sin la ayuda del establishment republicano, no creo que los demócratas puedan hacer trampa de la misma manera.
Hoy ya sabemos, tras las investigaciones que están saliendo a la luz, que el tráfico ilegal de votos es muy profundo y generalizado, e involucra a fundaciones poderosas relacionadas con Barack Obama y otros millonarios pro demócratas. Las ONG afiliadas a Obama invirtieron miles de millones para robar las elecciones. Es un hecho comprobable. Como lo es que Estados Unidos y nuestra república están en mayor peligro de lo que la gente piensa. Lo cierto es que si los que están detrás del fraude electoral, pueden hacerlo impunemente, entonces pueden hacer casi cualquier cosa y a cualquiera.
No es exagerado afirmar que nos encontramos en un momento muy peligroso en nuestra historia y que la gente tiene que despertar y ver lo que está pasando frente a sus ojos. Las libertades civiles de los ciudadanos ya están siendo erosionadas por las políticas de izquierda. Sólo podemos pararlo vía electoral si el movimiento MAGA y Donald Trump ganan. Nunca debemos renunciar a nuestras libertades bajo ninguna circunstancia. Nunca debemos dejar que la izquierda nos la robe mediante restricciones y políticas absurdas. Necesitamos ser más que nunca los guardias en el muro para mantener nuestra libertad e integridad electoral cada segundo de cada día de cada año, porque la izquierda no se detendrá ante nada ni dejará de intentar cualquier amaño hasta que destruya nuestra fe, nuestras familias y nuestras libertades con tal de imponer su modelo político basado en la tiranía y la corrupción.
En suma, necesitamos impulsar las leyes de integridad y transparencia del voto para evitar que nuestra república constitucional muera en manos de los socialistas actuales del Partido Demócrata. Nuestra soberanía popular está basada en la libertad de expresión, de reunión, de prensa; en los controles y equilibrios de los tres poderes; en elecciones justas, libres y periódicas, y en una sociedad civil participativa, informada y libre. La legitimidad de nuestra democracia está intrínsecamente relacionada con que los ciudadanos crean y respeten el sistema. Por eso, las leyes de integridad electoral, como la SB 524, aprobada y firmada en Florida recientemente a instancias del gobernador Ron DeSantis, y en otros 18 estados, son una prioridad y un estándar necesario para todo el país.
Un sistema electoral no puede perdurar si no cuenta con un amplio apoyo y respaldo ciudadano; algo que ahora está en cuestión por más de la mitad de los ciudadanos, de acuerdo a las encuestas, que reflejan su desconfianza en el proceso electoral y la legitimidad del sistema. De ahí la necesidad imperiosa de salvar nuestra democracia y nuestro país, tal y como clama Trump sin descanso. Con la integridad y transparencia electoral nos jugamos el futuro mismo de esta nación.
La integridad electoral implica conservar el derecho al voto, corregir las vulnerabilidades del sistema e imponer mecanismos que eviten los chanchullos y amaños que hacen posible los fraudes electorales y que socavan las leyes electorales federales y la confianza del pueblo. Es decir, se trata de garantizar un sistema electoral fiable y justo que permita que nuestra democracia siga siendo viable en el futuro y un modelo de referencia.
Esto es por lo que luchamos Donald Trump y numerosos líderes conservadores y unos pocos progresistas. No se trata de ideología, opiniones, ni partidos políticos, se trata de garantizar una democracia real y unas libertades que están bajo asedio.