Hablar de dictaduras en pleno siglo XXI debería ser anacrónico, pero no lo es. De hecho, algunas dictaduras siguen vigentes y otras han aparecido. Entre éstas encontramos la dictadura feminista, en pleno auge, que no sólo impone un modelo de comportamiento y conducta en los hogares, o al menos lo intenta, sino que también extiende esa dictadura a los ámbitos profesionales, sociales, de los medios de comunicación, la política, la educación, etc.
La dictadura feminista se caracteriza por ejercer el control exhaustivo del hogar, la educación de los hijos, el comportamiento en ámbitos laborales, las relaciones sociales y las noticias en los medios de comunicación.