Trump y la comunidad hispana
Por un lado están las noticias falsas de los medios progres, totalmente fuera de la realidad, y por otro lado están las políticas de éxitos y de promesas cumplidas del presidente Donald Trump.
Por un lado están las noticias falsas de los medios progres, totalmente fuera de la realidad, y por otro lado están las políticas de éxitos y de promesas cumplidas del presidente Donald Trump.
Uno de los grandes logros del presidente Trump ha sido salvar a la clase media americana. Llegó a la presidencia con una sociedad y un país en crisis que podemos sintetizar en una pérdida del respeto, el trabajo, el declive de los hogares y las familias, con una profunda epidemia de soledad, drogas y desesperación, y una pérdida apabullante de los valores tradicionales y conservadores.
Hay una realidad que los medios progres no pueden ocultar ni manipular: bajo la presidencia de Donald Trump, los trabajadores estadounidenses están prosperando. Actualmente, la tasa de desempleo está situada en el 3.7%, que es la más baja desde 1952. Un récord de los buenos, de los que benefician a la gente.
El debate sobre las Extreme Risk Protection Order laws (ERPO), o leyes de Orden de Protección contra Riesgos Extremos («Gun Violence Restraining Orders» (GVROs), popularmente conocidas como Red Flag Laws (leyes de Bandera Roja), se ha abierto tras los tiroteos masivos en Dayton, Ohio, y El Paso, Texas.
Lo veíamos venir desde que anunció su candidatura a la presidencia y después cuando ganó a la candidata de los lobbies y los medios, Hillary Clinton, el odio hacia Trump se ha multiplicado varias veces hasta hacerse enfermizo y fanático.
Cada vez son más los hispanos por Trump, los que lo votaron en 2016 y los que lo votarán en 2020. Los demócratas están que trinan porque uno de los sectores sociales a los que consideraban suyo, como un voto cautivo, pese a que nunca hicieron nada positivo para esta comunidad, se pasa a votar republicano.
Hay pocas cosas tan emocionantes como una campaña electoral estadounidense para la presidencia. Tal vez contemplar lobos en libertad, pero poco más.
Desde luego, la campaña para las presidenciales de 2020 promete emoción a espuertas.
Ha sido uno de los eventos del verano más destacados y que tendrá un mayor impacto a corto, medio y largo plazo. La cumbre de Redes Sociales que el presidente Trump organizó en la Casa Blanca el pasado 11 de julio, ha movilizado a unos 250 líderes digitales muy influyentes y miembros del Congreso, que tienen un punto en común: la defensa de las políticas de Trump.
Que el presidente Donald Trump siempre ha defendido los valores clásicos y tradicionales de los estadounidenses era bien conocido por todos. De hecho, esta defensa firme de los valores más genuinos, que incluye la vida, la libertad, la economía de mercado, la libertad religiosa, la ley y el orden, la defensa fuerte y la generosidad para con los demás, se ve con más nitidez a medida que los candidatos demócratas a las elecciones de 2020 abren sus bocazas para opinar de esto y aquello. Y es que los demócratas están en una carrera hacia la extrema izquierda que amenaza con destruir el Partido Demócrata.
La vorágine de acontecimientos no da tregua al presidente Trump, que deberá tomar decisiones importantes que afectarán con seguridad a sus expectativas de reelección en 2020.
Con un primer mandato presidencial de Trump cuajado de éxitos y de lo que se aventura como una masiva reelección en 2020, se empieza a perfilar parte de la agenda de gobierno para el segundo mandato presidencial.
El presidente Trump se ha especializado en equilibrismo sin red de seguridad, algo para lo que hay que tener coraje y agallas en la política norteamericana. Los equilibrios presidenciales le están saliendo a cuenta, en tanto que Trump está demostrando una cintura política envidiable.
El tiempo para la toma de decisiones en el Despacho Oval se ha acelerado, y eso que no iba lento ni mucho menos. Con más de 300 promesas cumplidas, el presidente Trump aborda estos meses de primavera y verano de 2019 con una actividad constante e imparable, que se traduce en diferentes decisiones que afectan a varios ámbitos importantes.
La presidencia de Donald J. Trump está resultando ser la más exitosa desde la de Ronald Reagan y, nivel económico, supera ya a la de Richad Nixon. Bate por goleada a las inútiles Administraciones demócratas que han desfilado por la Casa Blanca con más pena que gloria, y de paso, da unas cuantas patadas en el trasero de los medios enemigos del pueblo, desleales e hipócritas que no han cubierto bien esta presidencia. Trataron de dar un golpe de estado vía prensa y Congreso, y les ha salido el tiro por la culata.
Se han dicho muchas mentiras y barbaridades en torno al presidente Trump. Esto es algo que saben hasta los negros (que no son sospechosos de bailar el agua a los blancos precisamente…). Y las mentiras y acusaciones en temas comerciales ya se salen de madre totalmente.
Es uno de los factores que amenaza la seguridad nacional y que el presidente Trump quiere prevenir en la medida de lo posible. Los riesgos derivados de los pulsos electromagnéticos, EMP o tormentas solares, están cada día más presentes en todo el mundo.
Podía parecer imposible, pero con Donald Trump no hay nada imposible. Después, de más de dos años de caza de brujas por parte de Mueller, los demócratas y la prensa progre, el presidente no deja de encadenar éxito tras éxito.
Es probablemente el mega acuerdo comercial más importante que se puede plantear en la actualidad: Estados Unidos está a un paso de firmar un acuerdo con China que sería potencialmente beneficioso para los dos países.
Estados Unidos ha celebrado el colapso de la gran mentira del Partido Demócrata sobre el Rusiagate. Trump y sus votantes han sido reivindicados tras dos años de investigaciones con motivos políticos. La conclusión del informe Mueller fue la esperada: no hubo colusión entre la campaña de Trump y Rusia. El juicio político que pretendían los demócratas ha muerto y se les ha vuelto en contra.
Uno de los aspectos destacados del presidente Trump es su reconocimiento de la importancia de la guerra cultural e ideológica que libran los conservadores contra la izquierda sectaria y totalitaria.